Soy CONSCIENTE, luego VIVO ¡¡VIVE desde lo que ERES!!

Pablo es un apasionado educador y notable pedagogo que, de la manera más accesible, comparte su propia experiencia, ofreciendo claves y herramientas que ayudan a VIVIR. Comparte e interpela. De ahí que, al final de cada capítulo, ofrezca unas preguntas «para pararse», que invitan al lector a dirigir la mirada hacia su propia vida, con el objeto de poner luz en lo que piensa, hace y vive.
Todo el libro es una invitación a vivir con sabiduría; es decir, vivir con gusto y sentido, en plenitud y amor, libres de sufrimiento inútil. La persona sabia vive a salvo del sufrimiento inútil. Experimenta dificultades, contratiempos, frustraciones, dolor… pero no se enreda en cavilaciones interminables que, por oponer resistencia a lo inevitable, construyen escenarios irreales, cargados de dramatismo y de sufrimiento. A pesar de todo lo que hayamos podido intuir, descubrir, comprender y vivir, sigue habiendo en nosotros una poderosa inercia mental que, al menor descuido, vuelve a encerrarnos en aquella ignorancia que nos confunde y hace sufrir.
La persona sabia vive en plenitud y amor, no porque persiga una perfección tan ideal como inaccesible, sino porque se halla profundamente reconciliada consigo misma y con la realidad. El amor no es, en primer lugar, un sentimiento o una emoción, sino certeza de no-separación.
Lo que hace sabia a la persona no es la erudición ni los títulos, tampoco la lectura ni la reflexión. Es sabia la persona que ha comprendido lo que SOMOS. Es justamente en la comprensión, así entendida, donde se ventila absolutamente todo lo demás. En ausencia de comprensión, vivimos en la ignorancia, que nos hace identificarnos con aquello que nuestra mente cree percibir.
«Soy». De esa constatación brota nuestra única certeza, aquella que nos define y, a la vez, nos sostiene: la certeza de ser. Aquí es donde se mueve la propuesta de Pablo, ofreciendo herramientas tanto para favorecer la comprensión (o sabiduría) como para permanecer en ella, invitándonos a que reconozcamos nuestra verdadera identidad y vivamos en conexión y en coherencia con ella.
Enrique Martínez Lozano