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Unos famosos/as graduados/as en medicina, en la técnica de liberación emocional (EFT: Emotional freedom technique) de un Krankenhaus de Hamburgo, preocupados por saber si la Violencia de Género (gender violence, gender based violence, GBV) se podría deber al exceso de testosterona —la hormona sexual esteroide— en el ser humano varón (género masculino) ya que también es responsable de la maduración sexual, el desarrollo de los músculos, la formación de masa corporal y la resistencia ósea. Y está probado también que influye en el estado de ánimo, el desarrollo del vello corporal y en las funciones cognitivas.
Para ello, cogen a un guinea pig, una cobaya humana, un emigrante sin papeles al que educan y convencen para hacerle un doble trasplante de genitales (aparato reproductor masculino) completos: pene, testículos, escroto, vesícula seminal, próstata, epidídimo, conducto deferente y uretra. Y se fabrican un «tío con dos pares de cojones».
«Para comerte mejor, abuelita», le abarcan en una nave articulada de barcos, «3». En uno, cuyo grueso del personal de abordo, la tripulación eran jumeras oficiales, guapas, jóvenes y cultas. Navegando, da la vuelta al mundo tocando en los mejores puertos, con ratos de asueto, y regresa a Gotemburgo. Sin haber intentado violar a ninguna por la fuerza, no faltarle el mínimo respeto.
Por donde dedujeron, que las violaciones y crímenes pasionales son únicamente por falta de educación moral y cívica familiar, de barrio y escolar; y es culpa de los meapilas, gilipollas, y fanfarrones maleducados incompetentes y mentirosos que elegimos para diputados, que se dedican a despilfarrar dinero y decir mentiras. Por eso digo: la culpa del mal del mundo la tiene la clase política que malgasta el dinero público y no educa debidamente a pueblo, jóvenes y mayores.
Rafael.
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