Autor:
ISBN:
En stock
Todo libro de cuentos es como una caja de sombras, una caja mágica que, una vez abierta, nos ofrece a su vez, con cada relato, otra pequeña caja de sombras, un diorama pequeño y bello que nos ayuda a comprender la vida. Los cuentos que componen este libro son exactamente eso, hondísimas evanescencias que nos ofrecen refugio del mundo, comprensión, anhelo y hasta perdón. Una caja dentro de otra caja hasta completar el mapa de aciertos y dudas y confusiones y heridas en que consiste la vida.
¿Y si no debería contarlo? es un libro coral, lo que aquí significa que sus autoras han unido al interés común por la literatura el afán de la amistad y la complicidad. El resultado es un libro riquísimo en narraciones, experiencias, personajes y escenarios, pero también en estilos. Así, P. C. Brindle alcanza una original exuberancia narrativa, imaginativa y temática con la que logra descifrar las claves de lo real. Claves que se esconden en los objetos (armarios, claveles, margaritas, viejos calendarios, casas que debemos cerrar tras mirar atrás) en el caso de la literatura sabia y profundísima de Mila Caja. La infancia, aquel Edén, y el amor son los temas con los que Belén Heredia articula su narrativa de la pérdida, aunque el humor y la idea de las raíces nos ofrezcan no solo consuelo, sino también un refugio seguro.
Pilar Matas explora la confusión, la perplejidad y el miedo a caminar nuestra propia senda, y todo ello lo hace mediante un estilo afilado, deslizante y tersísimo lleno de fuerza literaria. Una fuerza que también encontramos en Mariángeles Ortega, pero en este caso impulsada por una prosa iridiscente, punteada de reflejos, de brillos, de melancolía y excelencia, sobre todo excelencia. Cierra el libro Margarita Silvestre, cuya visión literaria es capaz de crear narraciones resonantes, singulares y con un sentido interminable de los dilemas humanos.
Candela Duel.
Benarés, el Ganges, el Gran Bazar de Cunnigham Place, bellas jíbaras en el Hotel Conca, un café del Bronx, un disparo de cine negro entre las sombras y la nieve en una pista de hockey sobre hielo. El tiempo escapando a toda prisa, jazz, bourbon, naranjas amargas, amores vacíos, la madrugada y cafeteras. Muchas cafeteras, o siempre la misma, haciéndonos a los lectores el café que acompañará la lectura insomne de estos cuentos que realizarán parada en la estación de Todtnauberg, en la Selva Negra, en un balneario, entre búhos, zorros, luciérnagas. La belleza acogiendo nuestro dolor. Pero también Londres y Virginia Woolf, y la libertad, y un pueblo grande incluso siendo pequeño, y una casa vieja. Y el bar Cocodrilo, las llamas de la redención, muchos gatos, flores muertas, un epitafio ciego. Y una escalera larga con un misterioso cuarto escalón, la sala de espera de un hospital o tal vez el Hospital de San Suplicio. Los pasillos del aeropuerto de Sheremetyevo. Y Yakustk. Y Siberia. Las Ural Airlines. El asiento 23 A. Una puerta que se cierra tras un personaje. Y después, al fin, 14 misericordias.
Dije que este libro de cuentos es una caja de sombras reflejando la vida. Es un cofre repleto de tesoros de los que apenas hemos podido dar cuenta. Busquen en la caja ustedes mismos. Metan la mano en su fondo, y tantas veces como lo hagan sucederá lo mismo: el dolor y la fuerza de la literatura.
Sírvanse el café. Abran y lean.
© 2024 Desarrollado por Karma Agencia